18 de febrero de 2010

¿Para qué una gaceta proletaria?

¿Para qué una gaceta proletaria?
Para empezar, lo importante es definir claramente el término proletariado, para así imprimirle carácter a la gaceta y dejar claro hacia quién va dirigida. El proletariado es la clase social que formamos trabajadores, parados y estudiantes que, al no poseer los medios de producción, nos vemos obligados a vender nuestra fuerza de trabajo a cambio de un salario con el que comprar nuestra supervivencia.
Una vez aclarado esto, ¿para qué una gaceta proletaria? La respuesta la encontramos en la total ausencia en Guadalajara de medios de comunicación al margen de dinámicas mercantilistas y partidistas. Nuestra apuesta es por una comunicación real entre la gente, y por la creación de un espacio abierto de reflexión en torno a las diferentes luchas y sus formas de organización, dejando de lado la posición de espectadores y tomando partido en ellas.
En los recientes conflictos laborales en la provincia la prensa nos ha servido en bandeja las posiciones de los sindicatos, la patronal y los políticos, pero los trabajadores nunca han expresado su opinión al resto de los obreros alcarreños. Por ello, vemos imprescindible la publicación de más gacetas y hojas informativas en las que los proletarios nos expresemos y comuniquemos entre nosotros respecto a los diferentes problemas que surjan en todos los aspectos de nuestras vidas. No sólo en lo laboral, que el capital no sólo pica en el tajo. Si no, nos comen, y así nos va...
Algo tan fácil y, por qué no, entretenido, no podemos dejarlo en manos de profesionales cuyos intereses se oponen a los nuestros. Que ellos difundan su propaganda y traten de convencernos de sus mentiras; es hora de que los explotados nos apoyemos y comuniquemos sin depender de quien nos vende y juega con nosotros.
Habrá quienes os preguntéis quiénes somos, a qué organización pertenecemos o qué ideología profesamos. Para nosotros eso no es lo importante; nuestro único interés es saber cómo se establece y organiza la comunicación entre los explotados. Y a partir de ahí apostar por la comunicación directa, sin intermediarios y sin limitarnos a Internet, que más que promover el debate, aísla y genera ciberdiscusiones estériles que no se materializan en la práctica.
La comunicación, cara a cara. Y el puño, a la tripa.