25 de febrero de 2010

Proletari ¿qué?

Proletari ¿qué?

En el primer número de La Abeja Obrera publicamos un buen tochazo de teoría de la crisis capitalista. Es posible que en él abusásemos de términos que más recuerdan a viejos con barba y coderas que a lo que realmente somos: jóvenes alcarreños que creemos necesario plantarle cara decididamente a un orden social que reduce nuestros cuerpos y mentes a lo rentables que sean. Por ello, nos vemos obligados a explicar por qué utilizamos el término “proletario”.
Cuando decimos que La Abeja Obrera es una gaceta proletaria sabemos que utilizamos un término tan prostituido como aparentemente anticuado. A primera vista, da la sensación de que nos congelaron en 1936, “cuando había clases sociales”, o peor aún, que somos los típicos comunistas de libro que no hacen más que repetir como papagayos lo que han memorizado con férrea disciplina militante. El proletariado no se desvaneció durante la Transición, cuando las huelgas salvajes al margen de los sindicatos estuvieron a punto de clavarle la puntilla a esta locura llamada capitalismo. El término “proletario” es tan actual como que para sobrevivir tenemos que trabajar para otros, o desesperarnos con el paro cuando somos mercancía sobrante. Si a algunos la palabra proletariado les evoca imágenes en blanco y negro, para nosotros es la clase social que formamos los carretilleros, camareros, periodistas, mozos, jardineros, estudiantes, barrenderos, parados… 

Para muchos, ya hay que ir olvidando eso de las clases y hablar más de la sociedad civil, dejar de lado la lucha obrera para sacrificarnos por el “bien común”… sobre el papel aquí no hay más que ciudadanos, habitantes de un mundo globalizado (bla, bla, bla…) Y más palabrería hueca que sólo sirve para que estemos bien calladitos y, sobre todo, quietos e inofensivos.
Por no hablar de la situación real en la que nos encontramos, fragmentados hasta el punto de creernos distintos unos de otros. Está claro que ya no hay una clase obrera monocolor; el mono azul ya no lo lleva tanta gente. Pero de ahí a decir que ya no hay clase obrera, va un trecho. 
Sabemos que no decimos nada que nadie sepa. Que la crisis económica la pagamos los de siempre, que los de arriba utilizan todos sus medios para tenernos cada día más controlados y atados a su rueda del trabajo-consumo… Tan sólo pensamos que hay que llamar a las cosas por su nombre. 
Hay una guerra en la calle, en el SEPECAM, en las ETTs, en el curro… Y preocuparse por las palabras parece asunto de intelectuales barbudos, pero hemos visto necesario aclarar por qué utilizamos ciertos términos que chirrían y huelen a tumba. Y si ésta es una gaceta proletaria es porque es la expresión de unos proletarios, y no de una empresa o un sindicato.
Y una última aclaración: La Abeja Obrera es una gaceta proletaria pero de ningún modo es LA gaceta proletaria. Queremos fomentar, aparte de la reflexión sobre cuestiones que nos parecen interesantes, la comunicación directa entre explotados. Y para ello es necesario que nos juntemos con amigos, compañeros de trabajo, vecinos… Para denunciar y pelear contra lo que nos afecta: el mobbing inmobiliario, los despidos y el acoso laboral, el paro, la vigilancia y la brutalidad policial… ver como compañeros de fatiga a quienes sólo vemos como gente extraña o conocida. Y, sobre todo, que la rabia que nos da este mundo y lo que provoca no se quede en un puñetazo al cojín o un cambio de canal en la televisión. Valemos mucho más de lo que nos quieren hacer creer, y por eso debemos alzar nuestra voz, en forma de gritos, pintadas, carteles, panfletos y hojas informativas, pancartas… Porque el mundo puede ser nuestro si lo intentamos, o seguir contra nosotros si nos acomodamos. 
Nuestra fuerza está en la calle y es ahí donde cobran sentido todas las ideas, todos los pensamientos que recorren nuestras cabezas y nos hacen hincharnos de rabia y tristeza, y de ilusión y alegría.